martes, 7 de septiembre de 2010

La China Poblana

Cuenta la leyenda, que durante la colonia en México, el virrey de la Nueva España, Marques de Gálvez, hizo traer desde Filipinas a una esclava para su servicio personal. El nombre de esta niña era Mirra, hija de un rey mogol, que había tenido que dejar su ciudad y buscar refugio, pero poco después fue raptada en la India por unos piratas portugueses traficantes de esclavos y llevada a Cochin, al sur de este país. Aquí pudo escapar de sus raptores y se refugió en una Misión Jesuita, donde fue acogida y bautizada con el nombre de Catarina de San Juan. Desafortunadamente para Mirra, años más tarde los piratas la encontraron y la raptaron nuevamente, llevándola con ellos a Manila, donde la vendieron al mercader quien la llevó a la Nueva España. Sin embargo, al desembarcar en el puerto de Acapulco, se duce que el mercader encontró un mejor postor, quien le ofreció diez veces el precio ofrecido por el Virrey. Otros dicen que cumplió un pedido anterior. Se trataba del poblano Miguel de Sosa, quien la llevó a Puebla para su servicio.


El matrimonio de Miguel de Sosa no tenía hijos y adoptaron a Catarina como hija, pero no perdió su condición de esclava. En ese entonces se usaba decirle a la servidumbre femenina “china” por lo que así es como la gente le llamaba. Sin embargo, aprendió a hablar el idioma español, aprendió a confeccionar, a cocinar, pero nunca aprendió a leer ni a escribir. Vestía al estilo que utilizaba en su tierra natal y fue esto parte del origen de la leyenda, el vestido de “La China Poblana”.



A pocos años de su llegada, Miguel de Sosa murió y dejó indicaciones en su testamento de dejar en libertad a Catarina, pero no heredó, por lo que se fue acogida por el clérigo Pedro Suárez. Se dice que poco después comenzó a tener visiones de la Virgen María y el Niño Jesús. Decía que jugaba al escondite con el niño Jesús y que podía ver a los ángeles. En un principio se consideró que estaba perdiendo la cordura, pero con el paso del tiempo, la gente comenzó a respetarla y hasta a ser venerada. Comenzó a ser vista como una profetisa por mucha gente, incluyendo al obispo y a los sacristanes de la Compañía de Jesús.

el 5 de Enero de 1688 fallece, a la edad de 82 años. Mucha gente acudió a su velorio. Fue sepultada en la sacristía de la Compañía de Jesús donde aún se conservan sus restos.

Fundación de Puebla, Ciudad de Ángeles



Cuenta la leyenda que Fray Julián Garcés, Arzobispo de la diócesis de Tlaxcala, soñó en vísperas del día de San Miguel, el 28 de Septiembre de 1530, con un campo lleno de flores y manantiales, hermoso lugar donde podrían habitar los mismos ángeles, quienes en su sueño, le mostraron la ubicación. Comentó en varias ocasiones con sus compañeros franciscanos el sueño y surge entre ellos la idea de localizarlo.

Uno de los principales promotores es Fray Toribio de Benavente, originario de San Miguel Extremadura, España, quien creía que era una señal del cielo para fundar una ciudad para españoles trabajadores.

El padre general de la orden Fray Francisco de los Ángeles Quiñones y el fundador de la orden, Fray Francisco de Asís, establecieron en el siglo XIII que en la orden franciscana eran devotos de San Miguel y de los Ángeles, Esto se refiere en aquella solemne misa de la fundación de la ciudad, el 16 de abril de 1531. Incluso cuando se decide cambiar a la ciudad al otro lado del río, se escoge para la segunda fundación el día 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel, con el fin de que esté presente. A partir de entonces, se crean una serie de leyendas donde los ángeles están presentes.

Las iniciales de la ciudad es otorgado por el Rey de España Carlos V, en 1538, y quiso que estuvieran presentes sus letras iniciales, “K, V”, ya que por el origen austriaco del Rey inicia su nombre "Karolus V" con esta letra. Además pide que se ponga una cartela con fondo rojo y letras doradas con el salmo 91 versículo 11, que dice: “Dios mandó a sus Ángeles que te custodien en todos tus caminos”

Ver también la Historia de la Fundación de Puebla.